El recorrido trascurre a través de una sucesión de valles encajados entre pequeñas montañas cubiertas de robles, encinas y pinos de repoblación que nos van acercando hacia las paredes rocosas de la lora de la Ulaña y Cuesta Puerta. Iremos haciendo un recorrido por diversos ambientes naturales que, dependiendo de la clase de suelos favorecen el desarrollo de distintos tipos de vegetación a la que se asocia una variada y rica fauna.
La ruta que planteo es un viejo itinerario, usado en épocas anteriores, que comunicaba la llanura cerealista, que se
abría desde Hormicedo, con la montaña ganadera a la que se llegaba a través del valle de San Martín. Esto permitía el intercambio de productos entre ambas zonas en las ferias y mercados que se celebraban en Villadiego desde la Edad Media.
La ruta no presenta grandes dificultades y transcurre, la mayor parte de ella, por caminos fácilmente transitables.
Cualquier época del año es buena para recorrerla. Cada estación nos brindará distintos matices y motivos para sentirnos satisfechos. Desde finales de primavera y principios de verano nos ofrece una naturaleza en pleno apogeo de flora y fauna. Otoño es la época de la madurez en la que árboles y arbustos nos brindan sus frutos y el cuadro multicolor de sus hojas.
Distancia: 12 km.
Dificultad: Baja.
Tipo: Circular.
El punto de partida es Villanueva de Puerta, pueblo de montaña que se asienta en un pequeño valle cubierto de bosques y prados que se van aclarando, entre tierras de cultivo, según miramos hacia el sur. Como su nombre indica es un lugar de paso y comunicación “Puerta” entre dos mundos que aquí confluyen, la llanura al sur y la montaña al norte. Por aquí pasaba, a través de Cuesta Puerta, un antiguocamino que cruzaba el Ebro por Polientes y llegaba hasta el valle del Pas.
Es un pueblo de clara vocación ganadera con buenos y abundantes pastizales. Sobre el caserío destaca su iglesia de porte clásico construida a finales del siglo XV, en su interior sobresale su retablo mayor de estilo clasicista y dedicado a San Millán. Conserva dos interesantespuentes de un solo ojo que salvan un pequeño arroyo y que algún autor considera de origen antiguo como restos de alguna vía romana.
Iniciamos la ruta tomando el camino de Hormicedo,
que tras pasar por las eras del pueblo, nos acerca una zona arenosa propicia para que prospere una vegetación propia de terrenos ácidos. Esta está formada fundamentalmente por brezos, jarillas, jaguarzos, carquesias, junto a algún que otro helecho que crece en las zonas umbrías que se forman bajo los robles melojos. Mientras elcamino va descendiendo por el fondo del valle, entre tierras decultivo, podemos ir viendo el sinfín de plantas que se han hecho a crecer en los márgenes de los caminos como el gordolobo, viboreras, zarzas, aligustre, majuelas, dedaleras….
Enmarcado entre montañas y ríos, justo donde el valle se abre hacia la llanura, encontramos Hormicedo; sin duda uno de los rincones más agradecidos del contorno, lo que hace que tenga cierto atractivo para todos los que lo frecuentan asiduamente.
Eso debieron pensar los primeros pobladores que se fijaron en estas condiciones físicas y decidieron quedarse en este lugar creando un pueblo, Hormicedo. Su nombre viene de “Formicedo”, hormiguero, por la frecuencia de este nido de hormigas. Contaban con abundante de agua, tierras de cultivo, monte donde pastaba el ganado, se recogía leña para calentar sus casas en el invierno y madera para labrar sus útiles de labranza.
Pasó el tiempo y llegaron los años cincuenta y el campo de Castilla se despuebla con el éxodo de la población rural hacia las ciudades que ofrecían unas mejores condiciones de vida. Aparecen los primeros pueblos abandonados y entre ellos Hormicedo. Las lamentables ruinas de la iglesia (foto de más arriba) y algunas paredes derruidas nos señalan que el caserío se situaba pegado a la ladera.
La iglesia es de estilo románico que aún conserva sus muros de piedra labrada, la espadaña y un ábside semicircular coronado por canecillos de motivos geométricos. En las paredes laterales también podemos ver estos canecillos que coronan el alero con motivos mitológicos. En una pequeña piedra grabada colocada en la pared se nos recuerda que aquella iglesia se construyó en 1120 de la era cristiana.
En Hormicedo confluyen el río Sosa (arroyo de Jarama), que pasamos al llegar al pueblo, y el arroyo de la Gargantilla, el más cercano a la iglesia. El primero procede de los Varcárceles y el valle de Villanueva Puerta, es el más caudaloso, pero sus mejores fuentes están en el mismo Hormicedo y es de donde toman agua Villadiego y Villalbilla. En sus márgenes se asentaban tres molinos que aprovechaban sus aguas como fuerza motriz para moler el grano.
Seguimos el recorrido por el camino que desde Hormicedo sale hacia la derecha, justo al lado de la Iglesia y sigue paralelo al arroyo de la Gargantilla, seco la mayor parte del año. En sus márgenes nace una interesante vegetación de ribera que nos acompañará un largo trecho, mientras caminemos al lado del arroyo.
Entre esta vegetación destacamos los sauces, fresnos, arces, saúcos, rosales silvestres y algún avellano.
El camino continúa entre dos montañas cuyas laderas están formadas por conglomeraciones calcáreas procedentes de la erosión de las calizas circundantes. Sobre estos suelos se asienta una vegetación de aulagas, entremezcladas con tomillo, pelo de ratón y orégano. Este tipo de vegetación dominada por material espinoso representa una etapa de degradación de bosques perennifolios, de los que permanecen, como testigos residuales, matas de encinas. La abundancia en esta zona de plantas melíferas: brezos, tomillos,espliego o majuelos hace posible la explotación artesanal de la flora mediante la instalación de colmenares. Siempre ha sido característico la presencia de troncos huecos “dujos”, para el establecimiento de estas colmenas. En la ladera de la izquierda crece una repoblación de pino negro (Pinus nigra). La sustitución de especies frondosas por estas repoblaciones con
coníferas causan efectos perjudiciales en este tipo de ecosistema, ya que el terreno repoblado con coníferas sufre un proceso de acidificación acelerado que unido a la gran absorción del agua de lluvia, produce una modificación drástica en las condiciones del terreno y disminuye la faunadebido a la sequedad de los pinares, falta de alimentos y cobijo para los animales.
Tras atravesar el arroyo y dejarlo momentáneamente, llegamos a un lugar en el que el terreno, compuesto de margas calcáreas de tonos grises amarillentos de edad jurásica, presenta abundantes fósiles de origen marino: braquiópodos, rinconellas, belemnitas y amonites.
Ascendemos siguiendo el camino y estaremos atentos, porque en las arcillas se pueden observar distintas huellas de animales, sobre todo mamíferos, que nos permiten detectar su presencia y cuya observación
directa es difícil.
A medida que el valle se abre observamos frente a nosotros el gran cinto calcáreo que forman la Ulaña, a la izquierda, inconfundible por estar coronada por una torreta de comunicaciones, y Cuesta Puerta a la
derecha. Entre ambas existe una hendidura natural abierta que es el destino de nuestro camino, el Portillo del Infierno.
Al adentrarnos en el valle, apreciamos un cambio progresivo en la vegetación. Aparece el roble rebollo que, acompañad0por distintos tipos de brezos, helechos, junquillos, estáasociado a terrenos silíceos.
Junto a esta vegetación autóctona apreciamos que continúa la presencia de pinos procedentes de la repoblación.
El camino nos deja en una pista o cortafuegos que tomamos hacia la derecha hasta llegar a una alambrada que será nuestra guía desde este momento. En este cortafuegos aparecen ejemplares de retama
negra o escoba de flor amarilla que fructifican en vainas de color negro cuando están maduras. A principio de verano nos llamará la atención la abundancia de mariposas de los más vistosos colores. Es solamente una pequeña muestra de la rica y diminuta vida de los insectos, lepidópteros, coleópteros o himenópteros, que viven y se alimentan de las plantas y sus flores. Entre las mariposas destacamos el Macaón por sus llamativas formas y colores, a las pequeñas mariposas azules (licénidos), por su revoloteo constante en torno a lugares húmedos y a las cigenaspor sus colores brillantes metálicos y torpes vuelos.
Disfrutando de todo este mundo natural que nos rodea hemos llegado a la Gargantilla, lugar en el que nace el arroyo que venimos siguiendo desde Hormicedo, y de donde toma su nombre. La alambrada nos indica la separación de los términos municipales de Los Barrios y Villanueva Puerta, cada uno con una clara diferencia en la utilización del terreno. El primero mantiene el bosque, tanto autóctono como de repoblación, con el fin de una explotación maderera. El segundo se ha trasformado en una pradera de diente dedicado al pastoreo de ganado caballar y vacuno.
Estos territorios, de un gran valor ecológico, hacen a estas zonas privilegiadas en cuanto a vida natural se refiere. Así el lobo, tan escaso en otros lugares, en este contorno, es visto y muestra su presencia atacando
con cierta frecuencia el ganado. Aunque más frecuente es observar las huellas del corzo señaladas en los caminos, encontrar mudas de su cornamenta o incluso apreciar su rápido y gracioso trotar.
Continuamos por la valla hasta llegar a un camino que se nos cruza, a la derecha hay un paso formado por rodillos, que permiten el paso de vehículos agrícolas y por el que los animales domésticos no se atreven a pasar. Seguimos por el camino de la izquierda que va hacia Ordejón, fijándonos antes en el pino albar y el jaral existente en un claro del bosque. Continuamos junto a unos terrenos cultivados y un arroyo que sube hacia el Portillo. Seguimos, entre pequeñas lomas arenosas donde predomina el roble albar y crecen brezos y jarillas, hasta encontrarnos con el segundo camino que girando a la derecha va subiendo con una suave pendiente a media ladera, dicha ladera completamente desprovista de vegetación arbórea y donde abundan las aulagas y numerosas plantas aromáticas.
Llegamos a los primeros contrafuertes rocosos y tras atravesarlos giramos hacia la izquierda para alcanzar el Portillo, paso natural encajado en la roca, que aprovecha una importante zona de fractura. Esta falla afecta a los materiales cretácicos que han tenido un movimiento horizontal triturando una estrecha banda de terreno, haciéndolos más blandos y sobre los que ha actuado la erosión. Desde tiempo inmemorial ha sido utilizado como paso obligatorio entre los valles de Fuencaliente y los Ordejones.
La denominación de Portillo del Infierno parece ser debido a los grandes vientos y malas condiciones meteorológicas casi siempre dominantes en este lugar. Confirman estas circunstancias las historias trágicas ocurridas en 1917 cuando vecinos de estos pueblos, que venían de la feria de San Andrés de Villadiego, fueron sorprendidos por una tormenta de nieve causando varias muertes.
En la época de la posguerra, con motivo de la escasez de alimentos éste era uno de los pasos de estraperlo más importante, hasta tal punto que existía allí un puesto fijo de la guardia civil al que estaban obligados a suministrar leña los vecinos de los Ordejones.
Volvemos sobre nuestros pasos y subimos otra vez el Portillo para dirigirnos frente a nosotros, ascendiendo por una suave pendiente hasta coronar el farallón rocoso que deja a nuestros pies el valle de Villanueva de Puerta. Caminamos siguiendo el borde rocoso y donde podemos ver cómo la vegetación se adapta a este suelo pedregoso con abundancia de gayubas, brezos, gamones y alguna mata de encina. Si nos acercamos al borde rocoso tenemos una buena panorámica para contemplar todo el valle de Villanueva con los diversos tipos de vegetación o el vuelo de los buitres y alimoches que anidan en estas paredes y alzan el vuelo al detectar nuestra presencia. Seguimos andando hasta encontrarnos con un mojón formado por un amontonamiento de piedras, desde donde iniciamos el descenso por una estrecha senda marcada por el paso de los animales, tanto domésticos como salvajes que la transitan en dirección a un abrevadero.
Es este un buen lugar para descansar, reponer fuerzas con un merecido almuerzo sentados en la hierba fresca y beber agua del caño mientras disfrutamos de la sombra de frondosos quejigos. Toda esta ladera sur mantiene un bosque de roble quejigo de interés ecológico por ser árboles muy añejos, muchos con los troncos huecos, donde encuentran refugio aves y mamíferos. Por la acción continuada del pastoreo hoy presenta una forma adehesada. En este lugar existió un antiguo pueblo medieval llamado Terradillos del Monte y del que aun quedan restos de tejas, tumbas y una fuente.
Descendemos siguiendo el camino que atraviesa el bosque de quejigos, que luego son sustituidos por rebollos, que se vanhaciendo más ralos, mientras se hace tanto más abundante el brezo.
En el fondo de los vallejos existen condiciones muy húmedas, incluso pantanosas, donde se acumulan gran cantidad de restos vegetales, llegando a formar turberas, como las que nos encontramos al lado del camino. Hasta hace pocos años estaba en explotación para uso en jardinería.
Junto a la turbera encontramos grupitos de árboles que soportan estas condiciones de humedad tan elevada como sauces, cornejos, fresnos y los únicos ejemplares de alisos que tenemos en la comarca.
Continuamos por el camino por un terreno arenoso con una vegetación adaptada a suelos pobres y donde predominan distintas especies de brezos, carquesias y jarillas. Del bosque primitivo queda alguna mata de roble melojo junto con los primeros enebros que intentan asentarse en las arenas.
Estas turberas se forman, en extensiones más o menos amplias, por la descomposición de los esfagnos, muy parecidos a los musgos y que son el componente más abundante de la vegetación de la turbera. Tienen la propiedad de crecer por la parte superior, mientras que la parte inferior van muriendo por las condiciones de humedad que caracteriza a estas
zonas. Estos restos se transforman en una sustancia carbonosa que forma el carbón de turba. Son medios muy húmedos, ácidos y generalmente
encharcados, lo que favorece la abundancia de anfibios y plantas adaptadas a este ambiente tan especial. Son características las plantascarnívoras que habitan en este medio, así la Drosera rotundifolia y Drosera intermedia
o atrapamoscas que están dotadas de tentáculos adhesivos con los que capturan pequeños insectos.
Así seguimos hasta llegar a la cerca que atravesamos por una de sus puertas que dejamos cerrada, para no permitir que salgan los animales que por allí pastan. Tomamos el camino que pegado a la cerca y hacia la derecha va en dirección a Hormicedo. Pasamos por una zona de prados naturales de siega cuyo heno servirá para el alimento del ganado estabulado.
El valle se estrecha entre laderas pedregosas y peladas mientras por el fondo discurre el río de la Sosa, cubierto en muchos tramos por cañizos y sauces. Al llegar a un puente lo cruzamos y seguimos el camino recto que nos llevará de vuelta a Villanueva de Puerta. En las laderas podemos apreciar un terreno de tonos ocres claros que se corresponde a las margas calcáreas del Jurásico donde son abundantes fósiles marinos como esponjas y diversos moluscos como amonites, belemnites..
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